Museo Cerralbo, el sueño de una peculiar familia viajera

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Madrid en domingo, es mucho más que el rastro, el vermut, y las tapas en alguno de los mercados de moda, es una ciudad encantadora por la que pasear y descubrir palacios, museos y mansiones, que guardan muchos secretos e historias que contar, además de incontables tesoros artísticos y culturales. En esta ocasión, visitaremos uno de los museos más importantes de Madrid, aunque también de los más desconocidos, el Museo Cerralbo.

Los museos de Artes Decorativas, Cerralbo, Romanticismo, Sorolla y Lázaro Galdiano

Como una escalera de color, estos cinco palacetes consiguen que el visitante se sienta parte de un escenario de época al evocar momentos de la vida en un pasado bastante reciente, recreaado a través de los ambientes singulares de estas casas museo en torno a sus valiosas colecciones.

Todos ellos conservan, además, la memoria de la vida social y cultural de los personajes que los fundaron: Joaquín Sorolla, el Marqués de Cerralbo, José Lázaro Galdiano y el Marqués de la Vega Inclán (fundador del Museo del Romanticismo) que fueron coleccionistas entusiastas y cosmopolitas, y la Duquesa de Santoña, dueña del palacete decimonónico que alberga desde 1934 el Museo de Artes Decorativas.

El museo Cerralbo fue el elegido, en esta mañana otoñal de domingo, para iniciar una ronda de visitas a los palacetes museo y quintas de la ciudad de Madrid. Un palacete que se situa en el barrio de Arguelles, a pocos pasos del templo de Debod. Su exterior, simplista y eclético pasa desapercibido ante los ojos del caminante, que no imagina lo que va a encontrar al traspasar el umbral de entrada, unos interiores bellísimos y con una personalidad arrolladora.

Museo Cerralbo. Biografía corta de la fantástica y poco convencional historia de sus creadores.

Marques de cerralboUna vez se traspasan las enormes puertas del museo, comienza la magia. Sus cuidades interiores abruman al visitante, tanto por el exquisito gusto en la decoración de los propietarios, como por la gran cantidad y variedad de objetos que alberga, pertenecientes a la colección creada por Enrique de Aguilera y Gamboa,  XVII Marqués de Cerralbo, que se hallan distribuidos por todas las estancias accesibles por los visitantes.

El marqués, construyó su mansión dotándola de una doble funcionalidad: por un lado pretendía albergar su extensa colección de arte familiar y recuerdos de sus viajes por todo el mundo, y por otro, para servir de vivienda a su exótica familia, por lo que no reparó en gastos, y creó una moderna mansión dotada de todos los adelantos de la época, entre los que destababan la luz eléctrica, teléfono y agua corriente, algo reservado sólo para los muy ricos en aquellos tiempos.

El marqués fue todo un personaje, y muy rico. Se dedicó a la política, hasta que un buen día, tras la pérdida de las colonias españolas, se hartó de ella, y desilusionado, dimitió de sus cargos públicos para dedicarse a lo que de verdad le gustaba, viajar, coleccionar obras de arte, y disfrutar de las mas variadas aficiones.

Se casó a los 26 años con la madre de su mejor amigo, Inocencia Serrano, de 55 años, que también aportó otra hija al matrimonio. Así, esta modern family del siglo XIX, que había reunido una fortuna impresionante por ambas partes, hicieron las maletas y se dedicaron a viajar por todo el mundo. Y para poder guardar los valiosos recuerdos provenientes de todos los rincones del planeta, no les quedó más que construir la enorme mansión en la que nos encontrábamos, y de la que solo conoceremos una pequeña parte.

La visita al museo.

Entrada al Museo Cerralbo

Los domingos, día de acceso libre al museo, solo es posible realizar la visita por libre, pero existen visitas guiadas gratuitas, ofrecidas por voluntarios. Los grupos se forman en el museo y este servicio se encuentra disponible, en días no festivos, por las mañanas, jueves, viernes y sábados a las 12:00 horas y por las tardes los jueves a las 17:00 horas (de octubre a junio). Tienen una duración aproximada de 1 hora. Durante el mes de septiembre de 2018, el horario de visitas es diferente, por lo que es conveniente consultar la web del museo para conocer las horas de apertura durante este mes.

El domingo 28 de Octubre de 2018, fue el dia "D", el escogido, sin temor a las colas que pudieramos encontrar por ser día de acceso libre. Solo 10 minutos de espera nos separaban del interior del palacete, de aforo limitado a unas 60 personas; sus estrechos pasillos y zonas de paso del ala donde se hacía la vida familiar se encuentran repletos de objetos de gran valor que podrían correr peligro en caso de aglomeraciones.

La parte abierta al público y visitable se divide en dos escenarios muy distintos: las estancias funcionales, donde transcurría la vida diaria de los marqueses, y las estancias para enseñar, lujosas, ostentosas, para mostrar a los visitantes el poderío de la familia. Esta parte es una muestra del glamour con el que vivian las clases altas de la nobleza de finales del siglo XIX en Madrid.

Cuando llegó nuestro turno, cruzamos por el vestíbulo, llamado el Gran Portal, en el que se encuentra la maravillosa escalera de Honor, por la que se llega a la planta glamurosa, la que hay que lucir y enseñar.  El Gran Portal se reservaba para la entrada y salida de los carruajes. Esto da una idea de su tamaño. En tiempos modernos, en este espacio también cabrían sin duda los coches de lujo de la familia.

Antes de comenzar la visita, es obligatorio dejar las pertenencias en unas taquillas habilitadas en el entresuelo para guardar los bolsos, abrigos, paraguas y demas objetos personasles que puedan interferir o golpear los valiosos objetos de la colección. Y seguidamente, comenzamos la visita por las estancias situadas en el entresuelo de la vivienda, las de uso diario y donde se hacía la vida en familia.

El entresuelo. Donde la vida diaria transcurría de una manera "casi" normal.

Entrada Museo CerralboMe vino a la memoria que, hasta hace bien poco, era habitual que se reservara en cualquier hogar, un espacio para el salon de los invitados, el que no se usaba. Siempre impoluto, con muebles bonitos, poco funcionales e incómodos, y que no podían utilizarse para que no "envejecieran", siempre tratanto de impresionar a los visitantes para aparentar ser lo que no se era.

Recuerdo la visita hace años a lo que iba a ser el hogar de una amiga recien casada, para que, siguiendo la constumbre, nos enseñara su nueva casa, y de paso, le permitiamos que nos torturara con el pase del habitual video de la boda, las fotos del evento, y los detalles del viaje de novios educolorado y lleno de corazones, daba igual que se tratase de un safari en el áfrica profunda, o se visitasen las cataratas del Niagara. El lugar era lo de menos. Lo importante, el hotel. Las toallas en forma de cisnes, y las flores sobre la cama. 

Pero bueno, era el precio que se tenía que pagar cuando una amiga se casaba, y allí estaba. Al llegar, nos hizo pasar a su impresionante salón con balcón a la carretera, muy barrocamente decorado, con rinconeras repletas de miniaturas de cristal tallado de svarovsky junto a la tradicional boisserie de estilo frances en la que se exponía una vajilla sin estrenar, y con visos a no estrenarse nunca, colocada en posición estratégica, es decir,  mostrando la costosa marca del fabricante. Y en mitad del apoteósico salón, un precioso sofa blanco que invitaba a sentarse, lo más bonito de la estancia.

Sin pensar, me deslicé hacia él dispuesta a comprobar si resultaba tan cómodo como elegante. Segundos antes de que mis posaderas alcanzasen  su objetivo, una aguda voz acusatoria me detuvo, impidiendo mi criminal acción, un inquisitorio "¿pero que haces? no te puedes sentar, que se estropea." Fue una traumática experiencia que tarde años en olvidar. Mi mente práctica no podía entender la funcionalidad de un sofa, en el que no te podías sentar, y durante mucho tiempo, elaboró arriesgadas teorías sobre el no uso de un elemento creado para utilizarse.

Y no me senté, porque pasamos a la salita, un espacio de unos pocos metros cuadrados, donde apenas cabía una pequeña mesa en el centro, con cuatro sillas de madera dura y sin cojín, y un televisor portatil de menos pulgadas que la pantalla de un movil actual. Claro que, había espacio de sobra en la mesa, para la frugal cena a base de sandwiches de mortadela y jamon york con queso, porque así, la cocina, tampoco se desgastaba y ni siquiera eran necesarios los cubiertos.

Ahora, estabamos en la casa del Marqués de Cerralbo, donde no habia necesidad de aparantar, al tratarse de una de las familias mas nobles y ricas del país. La decoración más sobria en las estancias privadas era una cuestión de comodidad. Cuando se construyó, el entresuelo albergaba las habitaciones privadas de los marqueses de Cerralbo y sus hijos, Antonio y Amelia del Valle. En el entresuelo transcurría la vida diaria de la familia, y se recibía a parientes y amigos íntimos, a los de confianza. Con el tiempo, se fue transformando y adaptando a las circunstancias. En 1940, las alcobas y pasillos quedarón transformados en en galerías de pintura.

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Uno de los detallas mas sorprendentes del museo, es su gran colección de relojes, que va marcando las horas al paso de los visitantes gracias a un conservador especialista que cuida de ellos. No hay que olvidar que son relojes muy antiguos, y que algunos, se adelantan o atrasan de vez en cuando. Todos funcionan y lo hacen prácticamente a la vez.

 

La Galería y el Recibimiento

Galeria del recibimiento

El entresuelo se divide en dos alas, el ala de verano, y el ala de invierno. La visita comienza en el Recibimiento del ala de verano, decorado siguiendo las modas de la época, con una mesa de arrimo, armario y espejo de grandes dimensiones. Se continúa por la Galería, un largo pasillo de paredes rojizas que contrastan con los dorados marcos de las pinturas originales de sus paredes, de temática religiosa, o el reloj más antiguo de la colección del Museo. La Galería desemboca en el Jardín, restaurado a partir de dibujos originales del Marqués y con bustos, columnas y capiteles. Sólo conserva el mirador o belvedere original de la época.

En el jardín, la pieza más importante es la escultura de un jabalí, conocido como el Porcelino, procedente de la colección Medinaceli. Es una pieza de finales del siglo XVI réplica de la copia romana conservada en la galería de los Uffizi de Florencia, cuyo autor es el escultor Pietro Tacca. La fama de esta escultura hizo que se realizaran numerosas copias desde el siglo XVI. En España, concretamente en Madrid existen dos jabalíes, el del Museo Cerralbo y el los jardines de El Capricho, en la Alameda de Osuna.

Salón Rojo

PA280691El recorrido continúa por el interior con una sucesión de estancias comunicadas entre sí: el Salón Rojo, llamado así por el color de las tapicerías, era el despacho de verano, donde el marqués atendía la administración de sus fincas, recibía a los proveedores y despachaba la correspondencia. Este tipo de estancia era muy común en los palacetes de la nobleza de esa época, y se utilizaba para administrar todo lo relacionado con sus negocios y propiedades. Un pequeño, pero curioso detalle en el salón es la sustitución del  rodapie, por una cenefa de papel pintado, algo muy usual a finales del siglo XIX.

En el salón, podemos ver algunos elementos de gran interés, como por ejemplo un teléfono Ericsson, modelo BC 1300, fechado entre los años 1890 y 1900, pocos años después de haberse comercializado. Este afortunado aparato telefónico, con más de un siglo de antigüedad, se muestra aún en su lugar, en el salón rojo, preparado para prestar el servicio para el que fue diseñado. 

Se trataba de un sencillo intercomunicador mural telefónico. Los primeros teléfonos eran murales para facilitar la comunicación, ya que el auricular y el micrófono estaban separados. Estos modelos se fabricaban en hierro y con maderas nobles,materiales que se utilizaban sobre todo para los aparatos de uso particular, ya que hay que tener en cuenta que los primeros abonados eran personas de elevados recursos que los compraban más como un objeto de lujo que como un medio de comunicación.El diseño era propio de cada compañía, destacando los modelosde la Ericsson, por su atento trabajoque ponía un especial cuidado enlos detalles.

Salon Amarillo

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El Salón Amarillo, utilizado como comedor y gabinete, conserva en sus paredes el papel pintado original que imitaba un brocado de seda, y es el único que se conserva en el palacio. Presenta una sillería tapizada en damasco de seda amarilla a conjunto con las cortinas y el único ejemplo de empapelado original.

La Salita Rosa

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La Salita rosa es una alegre habitación con vistas al jardín en la que doña Amelia, marquesa de Villa-Huerta, pasaba las tardes de primavera y principios de verano en compañía de sus íntimas los días de recibir, y lo que actualmente encontramos es una recreación del posible gabinete de la marquesa de Villa-Huerta, con los muebles legados para  para la creación del Museo.

El Dormitorio del Marqués

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La Salita Rosa, que da paso a lo que fue el Dormitorio del Marqués tras enviudar, en el que podemos observar diferentes objetos personales.En esta habitación de tonos sobrios y mobiliario funcional y clásico, utilizada por don Enrique desde su viudedad, se muestra la butaca en la que le sobrevino la muerte en el mes de agosto de 1922.

El Pasillo

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Actualmente con recuerdos carlistas, fotos, láminas y posters, y que en sus tiempos, se utilizaba para el paso del personal de servicio de la casa.

Una vez finalizada la visita a la parte mas normalita de la casa, en la que el visitante se hace una idea de como era la vida diaria de las clases altas de finales del XIX,  comienza el sueño, la parte de la casa que parece sacada de un cuento de walt disney. El ala del boato y del lujo, el ala del glamour, donde la alta nobleza disfrutaba de juegos, bailes, y lujo exacerbado. Y eso que las estancias abiertas al público, son pocas, pero si las suficientes para hacernos una idea del glamour.

Las plantas segunda y tercera del Palacete no se visitan, puesto que arrastran una oscura historia de luchas entre el estado español y los herederos del marqués. La controversia arrastra desde practicamente después de su muerte. Los herederos sostenían que el marqués legó al estado su colección, pero no la propiedad. De hecho, las plantas segunda y tercera eran utilizadas como viviendas por los herederos, hasta que en 1962, el estado anuló la segunda planta, utilizada como almacen por los herederos y se recrudeció el litigio, hasta nuestros tiempos.

 

La glamurosa planta Noble, la de enseñar, para hacer palidecer a los invitados

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Por las impresionantes escalinatas de marmol se accede a la planta Noble, no sin antes, ejercer el derecho a selfie, que en este museo no es un acto prohibido, en tan espectacular escenario,propio del rodaje de un film de princesas y reinas. Y es que no es para menos, estas escaleras eran el símbolo del poder, la riqueza y el prestigio de los dueños de los palacios del siglo XIX que había que mostrar de cara a la sociedad. Esta zona estaba destinada a recibir a las visitas de una forma oficial y protocolaria, y de ahí que la decoración fuese mucho más rica, y lujosa, dorada y brillante.

Ya en la planta Noble, la sucesión de gabinetes y salones es extraordinaria, así como los objetos que albergan. El Gabinete Oriental, el Salón Árabe con piezas procedentes desde Japón a Filipinas, el Salón Estufa con su colección de dibujos, la sorpresa del hermoso Salón Chaflán, la singular Sala de Columnitas en la que los restauradores han hecho un singular esfuerzo para dejarla tal y como la colocó el marqués, el curiosísimo Salón Vestuario auténtico fumador del marqués y sus amigos o el Salón Billar, presidido por una valiosísima mesa para este juego.

La Armería

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El recorrido en la planta nobre, comienza en la Armería, donde se recibía a los invitados y se llevaba a cabo el acto del besamanos. Recibia este nombre por su decoración, estilo medieval, repleta de armaduras, lanzas, armas, y objetos que rememoraban las hazañas de sus antepasados.

Desde el pasillo de la Armería se accedía a la Sala del Baño, aunque no se permite el paso a los visitantes. Se trataba de una pequeña habitación, con una bañera de marmol macizo. Esta estancia, práctica no era, pero era un detalle más que indicaba el alto estatus de los dueños, ya que en esa época, sólamente las clases altas disponian de un salon independiente para bañarse.

Sala de las Columnitas y Pasillo de Dibujos

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A la derecha de la Armería se encuentra el Pasillo de Dibujos, utilizado por el servicio, donde esperaban en él los criados a la espera de ser requeridos por los señores en el Comedor de Gala. En este lugar, el marqués desplegó su colección de dibujos.

Junto al pasillo de Dibujos, se encuentra la llamada Sala de las Columnitas, llamada así por la la mesa que se encuentra en el centro de la habitación,  con una colección de figuritas de origen griego, romano, etrusco y egipcio y algunas otras de la Edad Moderna, colocadas sobre una serie de columnitas de diferentes materiales, como alabastro, ágata, madera dorada o mármol de colores.

En esta sala, los caballeros se reunían a fumar, lo que no sabemos es lo que fumaban, dada la afición del marqués a coleccionar lo proveniente de otros países, y entre calada y calada, admiraban las pequeñas esculturas que reposaban sobre las columnitas. Esta habitación de fumetas, contenía tal acumulación de objetos, cuadros, mobiliario, que nos traslada a finales del siglo XVII español, en lugar de darle un aire moderno. Aquí se reunían los hombres para hablar de política y negocios, dado que aún el futbol aún no se había convertido en una obsesión de masas.

Salón vestuario

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Continuando con el recorrido, llegaremos al Salón Vestuario, utilizado por el marqués como tocador y para vestirse, ayudado por supuesto de los ayudantes de cámara.Y es que otro símbolo de poderío y riqueza era el que te vistieran o te desvistieran otros. Los ricos, no se vestían solos. Además, en esta sala recibía y despachaba sus asuntos.

Entre los diversos objetos, encontramos un armario ropero adornado con tallas del siglo XVIII francés y un lavabo, usado también como mesa de tocador, al que se recargaba de agua mediante un depósito que se encuentra oculto en la repisa que vemos llena de diversos adornos y recuerdos obtenidos en Venecia.

En el centro de la estancia, llamará nuestra atención nada más entrar en ella una mesa sobre la que hay colocada una colección de sables y de espadines de corte de los siglos XVIII y XIX que ocupa todo el centro, no sabemos con que finalidad, aunque quizás, podían servir de percheros, o quizás, el marqués ya no sabía donde colocarlos, al haber ya cubierto todas las paredes de la Armería.

Salita Imperio

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Si el señor marqués tenía una sala solo para vestirse, su señora no iba a ser menos. Se redecoró en 1900 como gabinete de espejos, y hay que reconocer que el nombre le va estupendamente, por la cantidad y tamaño de los mismos. Es una habitación concebida para mujeres, en tonos rosa y blanco, y una decoración muy floral, y afrancesada.

Esta sala, por su ubicación estratégica entre el salón vestuario, para caballeros, y el comedor de gala, nos permite adivinar que es aquó donde las damas se reunían para empolvarse la nariz, retocarse los moños, o simplemente, para cotillear como hacen las mujeres en cualquier cuarto de baño de club que se precie.

Sala Árabe

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Al final del pasillo por el que continúa la Armería se encuentra la Sala Árabe, donde los hombres acudían a fumar. Lo que hoy en día sería la sala de fumadores. La decoración, con elementos orientales, instrumentos, y armas, pretende recrear una jaima, para transmitir el exotismo de paises exóticos como Marruecos, Nueva Zelanda, China, Japón o, Filipinas. Así, pueden contemplarse en esta estancia, un juego de fumador, procedente de China, colocado sobre una llamativa mesa de diseño marroquí, kilim turcos, o armaduras de samuráis

Comedor de Gala

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Aquí tenían lugar las cenas de gala, sirviéndose espléndidos buffets, antes de las fiestas y bailes organizados. Nada más entrar, veremos la enorme mesa que preside la estancia, en la que se tenían que acomodar los ilustres invitados, con una capacidad de hasta 24 comensales. Es un mobiliario estilo barroco, a lo español, con la mesa hecha de materiales reciclados, y aparadores para la vajilla plateada, Para la iluminación, se utilizaban las primeras bombillas eléctricas, combinadas con velas, dando mayor luminosidad el hecho de que se reflejara en los espejos de la estancia. Las pinturas de las paredes, situadas sobre los espejos, son de temática gastronómica, quizás para abrir el apetito de los ilustres señores invitados.

Salón Billar.

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Se trata de una sala junto al comedor de gala que debió utilizarse como apoyo al servicio durante las cenas, además de su uso principal de entretenimiento en el juego favorito de los caballeros del siglo XIX, con una sala presidida por una espectacular mesa de carambolas y diversos tacos dispuestos en una taquera, altos divanes con reposapies para las señoras, que se acercaban a mirar las partidas, y una lámpara horizontal que concentra toda la luz en el tapete dejando en penumbra el resto de la habitación. Retratos de distintas épocas y escuelas completan la decoración

Salón Chaflan

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Salón denominado así por encontrarse en el chaflán del edificio. Una sala funcional, pensada para momentos de relax durante el baile, tertulas, cuchicheos, y cotilleos, al estar las sillas situadas en corrillo. Su decoración se inspira en el siglo XVIII francés. Los muros de la habitación se encuentran pintados por completo, siendo el autor de prácticamente toda esta decoración tanto plástica como escultórica el artista Máximo Juderías.Uno de las pinturas, representa una escena de los bailes típicos de la huerta valenciana, donde pueden apreciarse los trajes de valenciana y valenciano de la época, lo que llamamos traje de fallera, que apenas han cambiado con el transcurrir de los años.

En el centro, y sobre una pequeña mesa, se encuentra una campana de porcelana azul fabricada en China hacia el año 1800, con una función simplemente, decorativa.

Despacho del marqués

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A continuación, y continuando con el recorrido nos encontraremos en lo que fue el despacho, utilizado para recibir a los más diversos personajes de la política y de la literatura que le visitaban. Toda la profusa decoración de esta sala, no tenía mas funcionalidad que hacer alarde ante ellos de los numerosos objetos de valor que poseía. Ejemplo de este afán por presumir de los antecedentes nobles de su familia ante sus invitados son los escudos de armas de la familia, así como la armadura que perteneció al segundo Marqués de Cerralbo.

Galerías

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Las tres galerías rodean el patio interior y eran un espacio común utilizado en las celebraciones multitudinarias, ideadas por el propio marqués, a imitación de las de los palacios italianos, buscando facilitar el deambular de los invitados al tiempo que contemplaban las pinturas más destacadas de su colección, incluso en el techo, mezcladas con jarrones de porcelana, relojes, bustos de mármol, grandes espejos con molduras de talla dorada y mobiliario variado. El mobiliario está inspirado en el barroco florentino. 

En la Galería Tercera se encuentra un aseo de Invitados en el que podemos ver un cubre bacín de madera y un lavabo original tallado en mármol y el acabado al estuco de los paramentos.

La Biblioteca

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Este si era un lugar de trabajo del marqués, gran aficionado a la lectura. Mas de 7000 volúmenes, desde incunables hasta libros editados en torno a 1922, el año de su muerte,  se encuentran en las librerias, junto a colecciones de monedas, sellos y medallas. Esta biblioteca es espectacular, una de las más completas del momento en materia de numismática y arqueología.

La ordenación de los libros es tal cual la tenía el marqués, ya que se conserva la numeración topográfica original. Podemos ver ejemplares en las diferentes estanterías: en la planta de arriba a la que se accedía por la escalera movible que encontramos al lado izquierdo de la ventana oculta en el extremo de la estantería V, en los diferentes armarios inferioresde las estanterías también guardaba libros, e incluso podemos apreciar algunos de estos fantásticos libros en el escritorio-librería.

Si falta algún libro, rompiendo esa colocación original, es porque se han guardado en los almacenes para llevar a cabo un control ambiental acorde con cada ejemplar y una buena conservación: la mayoría de los libros guardados son manuscritos del siglo XV-XVI que tienen la cubierta en mal estado o sufren perdida de hojas; Pero en general, la biblioteca es prácticamente idéntica a como la tenía el marqués.

Uno de los elementos mas curiosos con los que cuenta la Biblioteca es el "reloj misterioso", llamado así porque no podemos ver cómo funciona a simple vista, en el que la maquinaría que lo hace funcionar está oculta en las manecillas.

El capricho del Salón de baile

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Pero donde se advierte el poderío del marqués, es en el salón de baile, habitación única de grandes dimensiones en cuya construcción y decoración no escatimó en gastos, ni en brilli brilli, que convierten ese salón en el sueño de todo hip hopero que se precie, al tener incluso tribuna con balconada para la orquesta y muros revestidos de estucos y sedas para otorgarle la mejor sonoridad posible.

Con estas instalaciones, no es de extrañar que los bailes y conciertos que en este increible salón se celebraban brillarsen con luz bropia entre la alta sociedad madrileña de principios de siglo. Querían dar las mejores fiestas y lo consiguieron, en estas cuatro paredes repletas de glamour y lujo, embellecidas con lámparas de cristal de Murano, zócalos de mármol rojo, paneles de ágata de Sierra Morena, enormes espejos y el magnífico reloj misterioso que preside la estancia, procedente de los talleres del relojero Farcot y el fundidor Barbedienne. Y por si faltaba algun detalle, una pareja de indios americanos con tatuajes, custodiaban la entrada al baile.a modo de guardianes,

Pero si algo llama especialmente la atención son las pinturas de la bóveda, obra de  Máximo Juderías, que representan las danzas de los dioses, las danzas de la antigüedad, las clásicas, las orientales, las populares y las contemporáneas.

De nuevo, para abandonar uno de los palacios mas bellos de Madrid, hay que hacerlo descendiendo por la escalera de honor, imaginando que acaba de terminar una de las fiestas de principio de siglo con más estilo del continente.

Al llegar a los pies de la escalera, resulta irresistible no inmortalizar el momento, disparando de nuevo cámaras y  móviles. El sueño ha terminado, y hay que volver a la realidad, tomar el metro y volver a nuestros hogares, en los que, salvando las distancias, conservarmos el espíritu viajero del marqués en forma de imanes en la nevera.

Datos de interes

Todos los datos para la preparación de la visita, se encuentran en este enlace

 

 

 

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“Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”. – Mark Twain