Fin de semana largo el del Pilar y que invitaba a hacer turismo. Recién llegados de Panamá, y con trabajo a cuestas, era una utopía plantearse otro viaje, aunque se tratase de una escapada breve.
Pero esto no significaba quedarse en casa, porque Madrid ofrece muchas posibilidades para conocer maravillosos lugares a un tiro de piedra y hacer lo que toda la vida se ha llamado una excursión dominguera. El primero de la lista, el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial, que forma parte del Patrimonio Nacional y del Patrimonio de la UNESCO. Excursión que combina a la perfección con la visita al Valle de Los Caídos, tercer monumento más visitado de la ciudad.
El sábado 13 de octubre fue el día escogido para enmendar nuestro pecado, y acercarnos a estos lugares a los que resulta muy sencillo acceder utilizando el transporte público por encontrase a unos 50 kilómetros de Madrid.
- Planificación de la visita. Como llegar en trasporte público, tipos de visita y adquisición de entradas.
- Un poco de historia en clave de humor.
- La visita al conjunto monumental.
- Basílica del Monasterio y el cristo en paños menores.
- La biblioteca del monasterio, la niña bonita.
- La iglesia vieja.
- Patio de los Evangelistas.
- Las Salas Capitulares y Museo de Arquitectura y Pintura.
- Panteón de infantes.
- Panteón de Reyes.
- Palacio de los Austrias.
- Conclusiones y datos practicos.
Planificación de la visita. Como llegar en trasporte público, tipos de visita y adquisición de entradas.
Dos líneas de la CRMT, la 661 y la 664 realizarn el recorrido entre el intercambiador de Moncloa y San Lorenzo del Escorial, con salidas cada media hora en alguna de las dos líneas. El trayecto lo realizan en unos 55 minutos, con pocas paradas intermedias hasta la estación de autobuses en San Lorenzo, que se ubica a pocos minutos a pie del monasterio. Para no ir con prisas, mejor salir de Madrid sobre las 9:00 o 9:30 horas.
Al llegar a San Lorenzo, no hay más que salir de la estación, a mano derecha, caminar unos minutos siguiendo las indicaciones, girar de nuevo a la derecha y andar unos pasos hasta llegar a la puerta de entrada, donde se encuentran las taquillas.
Para evitar las largas colas de espera en las taquillas, se pueden adquirir las entradas por internet desde el teléfono móvil, en el momento de la llegada, accediendo a la web del patrimonio nacional. Tras realizar la compra, recibiremos las entradas en el correo electrónico que hayamos facilitado, y solo tendremos que situarnos en la cola de entrada para visitantes que ya disponen de entrada y mostrar las entradas en la pantalla del móvil al vigilante, ya que no es necesario llevar impresa la entrada.
Si se tiene derecho a entrada gratuita, por internet solo es posible obtenerlas online si se realiza alguna compra adicional, como puede ser el audio guía, un iPad mini con toda la información relativa a la visita, y que cuesta 3 euros. Si no se desea añadir algún elemento de pago al carrito de la compra, no queda mas remedy que esperar el turno en taquilla para recoger las entradas gratuitas.
Como alternativa al audio guía, existe la posibilidad de descargarse la aplicación del monasterio en el móvil, que ofrece la misma información sobre este imponente conjunto monumental de dieciséis patios, quince claustros y ochenta y ocho fuentes, que constituye uno de los más grandiosos complejos construidos, símbolo de la monarquía española que dominaba el mundo, un imperio donde no se ponía el sol.
Una opción más interesante si se dispone de tiempo suficiente es la visita guiada de 2 horas y media de duración, en la que se visitan más estancias que en la visita por libre , acompañados de expertos guías que relatan todos los hechos que aquí acontecieron. Sin embargo, ante la imposibilidad de garantizar la disponibilidad de guías, la visita guiada sólo se puede adquirir en las taquillas de la fachada norte, junto a la librería, el mismo día de la visita por un importe adicional de cuatro euros.
Optamos por la visita por libre, tras haber sufrido una importante retención de tráfico. Faltaba todavía una hora para la siguiente visita guiada, y nuestro tiempo escaseaba. Obtuvimos online nuestras entradas en el momento de la llegada y tras superar el escanar de seguridad, comenzamos la visita, estimada en unas dos horas de duración.
Un poco de historia en clave de humor.
El Monasterio de El Escorial fue un encargo del rey Felipe II, con dos objetivos: el primero, la conmemoración de la victoria en la Batalla de San Quintín, contra Francia el 10 de agosto de 1557, que casualmente, era el día de la festividad de San Lorenzo, y el segundo, para cumplir con el testamento de su padre, que le pidió ser enterrado en un lugar diferente a sus padres, así que no le quedó más remedio que edificar un mausoleo en otro lugar, cercano a Madrid que se había convertido hacía poco en la capital de España, sustituyendo a Toledo.
De esta forma, mató dos pájaros de un tiro: Celebraba haber ganado a los franceses como si de un mundial de futbol se tratase, y enterraba a su padre bien lejos de sus abuelos. Tan grande debía de ser la motivación, que se pasó con las medidas del conjunto monumental.
En ese momento, los precios de los terrenos no estaban disparados como ahora y el oro, las perlas y los tesoros llegaba desde latinoamérica a raudales, saliendo desde Portobelo en una Panamá todavía sin canal, y plagada de piratas: con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín, caminito de jerez.
Crisis, ¿qué crisis? Eran buenos tiempos para la economía española, y el monarca, no se tenía que preocupar por los gastos ni por las derramas. No había paro, y el sector de la construcción iba viento en popa ya en esos tiempos.
En poco más de 20 años, y tras heredar el encargo, Juan Herrera, se soltó las melenas, y creo la primera obra que podríamos considerar minimalista, sin adornos ni florituras, y con un rigor muy geométrico, dando lugar a la aparición del estilo Herreriano, esto es, adornos, los justos, al contrario que el barroco, que, de tan recargado, no sabes hacia dónde mirar, porque todo, absolutamente todo espacio que puede albergar algún motivo decorativo, lo alberga.
El propio rey Felipe II solía frecuentar las obras, por eso de controlar y meter presión para acabar cuanto antes. Sin duda, fue una obra personal del monarca y no dudamos que metió buena caña para que, una obra tan grande, se completase en tan poco tiempo.
Y colorín colorado, desde Carlos V, todos los reyes españoles, salvo Felipe V y Fernando VI, fueron enterrados a cuerpo de rey (muerto) en el Panteón Real, y también sus familiares más allegados, porque ya entonces, había clases, y clases. ¿O acaso alguien puede encontrar en algun cementerio restos mortales de mortales corrientes y molientes que no fuesen reyes, de la edad media?
La historia del Monasterio del Escorial es extensa y prolífica y muchos hechos históricos lo han tenido como protagonista y cooperador necesario. Es muy recomendable una lectura breve de los hechos que acontecieron en este conjunto monumental, que comprende el monasterio en sí, los jardines colindantes, el palacio real, la basílica, el panteón y la biblioteca. Su importancia es tal que fue nombrado como la Octava Maravilla del Mundo por sus dimensiones y valor simbólico.
Felipe II, a quien le debemos esta maravilla, «a pesar de ser pequeño, tenía pensamientos de gigante». Lo dijo James Howell, político e hispanista inglés que fue contemporáneo del Rey Prudente, y el más viajero de todos los reyes que ha tenido España.
La visita al conjunto monumental
Los amantes del arte, apreciaran como nadie el recorrido por el conjunto monumental, al tener la posibilidad de contemplar diversos estilos de arte, especialmente del renacimiento español.
En la visita por libre no se acceden a todas las dependencias, pero al haber llegado más tarde de lo previsto, fue la opción escogida, en aras de llegar a tiempo de visitar el valle de los caídos antes de que los previsibles cambios que se avecinan. Pero nos hemos prometido volver para realizar la visita guiada, que es la única forma de poder ver el Palacio de los Austrias, el Palacio de los Borbones, la Casita del Infante y la Casita del Príncipe.
Una vez en el interior del monasterio, nos dirigimos hacia la biblioteca por el patio de los reyes, antesala descubierta a la que se accede al entrar por la puerta principal y que da paso directo a la basílica y al resto de las dependencias del edificio. Recibe este nombre por las estatuas de los seis reyes de Judá que adornan la fachada. se trata de Josafat, Ezequías, David, Salomón, Josías y Manasés, los reyes que construyeron el templo de Jerusalén. Fueron esculpidas por Juan Bautista Monegro y se sitúan sobre pedestales en la fachada que da acceso a la basílica, con David y Salomón presidiendo en el centro. En el centro de la cornisa izquierda una cruz negra señala la última piedra que dio por finalizada la construcción, en 1584.
Basílica del Monasterio y el cristo en paños menores.
Tras las fotografías de rigor, continuamos el tour hacía la basílica del monasterio, de la que destaca su gran cúpula central de 92 metros de altura y que ocupa la parte central de todo el conjunto arquitectónico del Monasterio y se inspiró en la del Vaticano. A su alrededor, se articulan elr esto de dependencias. La basílica, diseñada por Juan de Herrera, es una obra maestra de la arquitectura española del Renacimiento.
Fue construida en planta de cruz griega, algo poco frecuente en una basílica, como también lo es la imagen de un cristo tallado por Benvenuto Cellini, en mármol blanco, totalmente desnudo, genitales incluidos, que, por pudor, para exhibirlo, se muestra cubierto con un paño blanco inmaculado, con lo que el tamaño de los mismos, es la mayor incógnita que encierra la basílica. El cristo desnudo fue un regalo del Gran Duque de Toscana a Felipe II.
La capilla mayor, ricamente ornamentada se encuentra elevada sobre el resto de la basílica, de forma que podía verse desde cualer punto, sobre todo desde el coro. Hay que subir doce escalones para acceder al altar mayor, y justo debajo se encuentra el panteón de reyes.
Además del altar mayor, cuenta la Basílica con otros cuarenta altares menores para la celebración eucarística. Cada uno está formado por la mesa de altar y un cuadro que hace de retablo.
La basílica contiene importantes obras de arte. Presidiendo la sacristía, se encuentra quizás la más conocida e importante, “La adoración de la Sagrada Forma”, de Claudio Coello. Esta pintura es la original, y su copia es la que se exhibe en el museo del Prado.
La biblioteca del monasterio
La niña bonita del Escorial, fue la biblioteca. Se creó como centro de estudios y centro del saber en el siglo XVI. Además de su incontestable belleza, la exquisita biblioteca, de 54 metros de longitud, alberga una de las mayores y más importantes colecciones de libros del mundo, con más de 70.000 volúmenes, entre los que destacan manuscritos árabes, hebreos y latinos. Quizás la obra más conocida de esta biblioteca sean las Cantigas de Santa María, de Alfonso X el Sabio.
Sus altos e impresionantes techos, que recuerdan a los de la Capilla Sixtina en el Vaticano, están decorados con pinturas al fresco que representan las siete artes liberales: Gramática, Retórica, Dialéctica, Aritmética, Música, Geometría y Astrología.
Entre todos los elementos decorativos de la estancia, y presidiendo la entrada, destaca la esfera armilar, un regalo que recibió Felipe II cuando tenía seis años, y que representa el sistema solar según las teorías de Ptolomeo, girando alrededor de la tierra.
Sin duda nos hace evocar historias de Harry Potter y leyendas mediales, y pese a no estar permitidas las fotografías, todos los visitantes tratan de inmortalizar este magnífico escenario, cuya contemplación deja sin palabras por su armonía y belleza.
Felipe II, no solo quería convertir su biblioteca en la más importante del mundo, además quería que fuese la más bonita. Y en aras de esa perfección estética, y para lograr una uniformidad, conforme llegaban los libros, se encuadernaban de nuevo, dotándolos de sus llamativos e icónicos cantos dorados, y se procedía a la colocación en las estanterías por riguroso orden de tamaño.
El respeto del monarca por los libros llegaba a tal extremo, que, hasta los libros no permitidos, se cosían. Jamás se quemaban o destruían como había hecho sus predecesores y eso dio pie a muchas historias y leyendas, que han alimentado el morbo y acrecentado la fama de esta magnífica biblioteca.
Una de ellas cuenta que los libros “prohibidos”, con contenidos de alquimia, magia y esoterismo se colocaban al revés, para que los títulos no fuesen visibles.
Pero este profundo respeto hacia los libros, sin importar su temática, nos permite tachar, como mínimo, de hipócrita de envergadura cósmica al monarca por su apoyo a las prácticas de la inquisición, que condenaba a muerte a muerte a aquellos desgraciados a los que encontrasen en su poder lo que consideraban libros prohibidos, al mismo tiempo que él se dedicaba a leer cuanto caía en sus manos que versase sobre alquimia y hechicería. Pero eso sí, al terminarlos los colocaba boca abajo, castigados.
Pero no solo se conformaba con leer. En la llamada Torre de la Botica, Felipe II instaló la Casa de las Aguas, un laboratorio alquímico donde se ponían en práctica las teorías de algunos de los libros prohibidos guardados en la Biblioteca. La Torre albergaba un gran alambique que fue conocido como “la Torre de Mattiolo” para destilar sustancias mágicas con el fin de obtener oro. A este lugar acudían brujas, hechiceros y alquimistas, amiguetes del monarca y coleguitas de sus prácticas heterodoxas, y más de uno acabó en la hoguera o perseguidos por la Santa Inquisición.
Siguendo con la dorada decoración de la bibliotec, otras fuentes revelan que el verdadero motivo para colocarlos boca abajo era bastante más simple, el airear las hojas y mostrar sus filos dorados, porque le aportaban grandiosidad al conjunto. Hipócrita y vacilón nuestro Felipe, al que le gustaba el oro mas que a un rapero millonario. Pero al igual que éstos, podía permitírselo.
El gusto por los dorados como demostración de riqueza y poder es algo que hemos visto a lo largo de la historia, y que en los palacios de los emperadores rusos en San Petersburgo alcanza su máximo esplendor. Actualmente, demasiada purpurina se considere chabacano y “choni poligonero”, el brillo y el lujo del oro de muchos quilates y precios estratosféricos son el signo de identidad de los nuevos ricos, megaestrellas que lo utilizan para reivindicar su jerarquía,
Finalizada la deslumbrante y dorada visita a la biblioteca, por unas escaleras se continúa hacia las salas capitulares y la iglesia vieja, donde tampoco están permitidas las fotos, y donde nuevamente, los visitantes tratan de esquivar a los vigilantes en el duro empeño de conseguir el selfie prohibido.
La iglesia vieja.
La iglesia vieja o de prestado, se construyó para celebrar las misas mientras se terminaba la basílica. Consistía en una sala situada frente al Patio de los Evangelistas que fue utilizada como iglesia durante lo que duró la construcción del monasterio. Se dispuso un altar mayor, con dos altares laterales, uno a cada lado.
Bajo su altar se habilitó un espacio para albergar de temporalmente los feretros con los cuerpos de Carlos V y su esposa Isabel de Portugal.
Actualmente, se utiliza para conciertos por su buena acústica, y en sus paredes cuelga una obra de Tiziano bastante oscura que no le gustó al rey, y que, sin embargo, es la obra artística más importante que se conserva en el monasterio, El Martirio de San Lorenzo.
El San Lorenzo es seguramente una de las obras maestras de los últimos años de producción de Tiziano y el nocturno más impresionante de toda su producción. Llegó a España en 1568, y a El Escorial en 1574, colocándose en el Altar de la Iglesia Vieja, donde ha permanecido a lo largo de sus cuatro siglos de historia.
Su ubicación en esta capilla no fue casual: además de albergar el primer panteón de la familia habsbúrgica española, a sus pies se situaba la primera habitación de Felipe II, mientras que por encima de ella se colocó un pequeño coro alto destinado para acoger a los frailes en sus oraciones por los difuntos dispuestos en la cabecera.
En Octubre de 2015, la capilla ardiente con los restos del Infante Carlos de Borbón-Dos Sicilias, primo del Rey Juan Carlos, quedo instalada en la iglesia Vieja. Nacido en Lausana (Suiza), el 16 de enero de 1938, don Carlos de era hijo del Infante Alfonso de Borbón Dos Sicilias y de la princesa Alicia de Borbón-Parma.
El Rey Juan Carlos I, con quien estudió de niño en Madrid y San Sebastián, le había concedido el título de Infante de España en 1994 “como representante de una línea dinástica vinculada históricamente a la Corona española”.
Al día siguiente, se celebró una misa corpore insepulto, y al finalizar, sus restos fueron depositados en el llamado “Pudridero” de infantes, donde permanecerán unos 25 años hasta pasar a su sepultura definitiva en el Panteón de Infantes. El último de los infantes que recibió sepultura en el panteón de los infantes fue su padre, el infante Alfonso de Borbón-Dos Sicilias, trasladado en 2004 desde el Pudridero, donde todavía permanecen el infante don Jaime, la infanta Isabel Alfonsa y el infante Luis Alfonso de Baviera.
Patio de los Evangelistas
Se ha llamado así al claustro monacal del convento, de estilo renacentista realizado por Juan Bautista de Toledo. Está formado por una amplia galería cuadrada de granito. Sus muros están recubiertos de pinturas al fresco que contienen escenas del Nuevo Testamento.
Es una obra elegante y armoniosa, con cuatro estanques, verdes jardines recortados y un templete octogonal en el centro, con las figuras de los Evangelistas, que dan nombre al patio y donstruido en piedra al exterior y mármoles en el interior.
El patio lo limitan dos niveles de arcos con sus 88 ventanas, accediendose al piso superior mediante una gran escalera, que enlaza los dos niveles del claustro. Esta escalera es uno de los elementos mas notables del monasterio, por su grandiosidad y majestuosidad,
Las salas capitulares y Museo de Arquitectura y Pintura
Dotadas de una espectacular decoración, actualmente albergan el Museo de Pintura, con obras tan conocidas como El Martirio de San Mauricio de El Greco, y obras de Ribera, Tintoretto, Velázquez, El Bosco, Tiziano, Veronés y Bassano.
En el centro de la sala mayor encontramos un gran atril adornado con un águila simbolo de San Juan. Es obra de Juan Simón de Amberes y fue realizado en 1571.
Después de un buen rato admirando esas pinturas que tantas veces hemos visto en nuestros libros escolares, nos encaminamos hacia la antigua iglesia, y al panteón de los Reyes e Infantes, la otra joya del Escorial.
Panteón de infantes
El panteón de Infantes, construido en el siglo XIX por encargo de la reina Isabel II, se sitúa debajo del convento, y está destinado a dar sepultura a príncipes, infantes, y reinas que no han sido madres de reyes.
El sepulcro más impresionante es la escultura yacente del Infante Don Juan de Austria sobre el sarcófago. No en vano, está considerada como una de las tumbas más bonitas del mundo. Los visitantes, las rodean, generando pequeñas colas para poder admirarla por sus cuatro costados. Y nuevamente, se repiten los intentos de selfies.
A continuación, siguiendo por el estrecho pasillo se llega al Panteón de Párvulos, un conjunto de sesenta nichos con forma de tarta de cumpleaños, donde reposan los cuerpos de los niños de la familia real que murieron prematuramente. Hay que reconocer que el creativo que ideó este panteón era bastante macabro. Tarta de cumpleaños para albergar los cuerpos de los que cumpleaños, pocos habían celebrado.
Panteón de Reyes
En esta impresionante estancia octogonal de altísimos techos, de estilo Barroco, situada bajo el presbiterio de la Basílica, se encuentran los sepulcros de los reyes de España de las dinastías de los Austrias y los Borbones. En la actualidad, se ha agotado el espacio libre para los sarcófagos, por lo que es una incógnita el lugar donde serán enterrados los próximos reyes que fallezcan. El cartel de “no hay plazas disponibles” es una realidad en el panteón de los reyes, no así en el de los infantes, que tiene espacio de sobra para muchas generaciones.
Al acceder al real panteón, lo primero que observa el atento visitante es el pequeño tamaño de los cofres que contienen los restos mortales, que apenas miden 1 metro de largo y cuarenta centímetros de ancho. Más de uno, habrá pensando que los cadáveres tuvieron que ser descuartizados o troceados antes de poder introducirlos en el interior, especialmente, si eran tan altos como los reyes actuales. Pero la solución no es tan macabra. En aquellos tiempos, no existían las motosierras, y literalmente, se dejan pudrir los cadáveres en unas dependencias bautizadas con el nombre de pudridero, bajo la custodia de los monjes agustinos.
Esta técnica se emplea desde tiempos inmemoriales, y es un proceso biológico de reducción natural, por el que el cadáver con el paso del tiempo encoge, eliminando toda la humedad y el mal olor del cuerpo. No existe una duración específica para este proceso, que se completa entre los 25 y 40 años después de haber sido depositado el cuerpo en el pudridero, aunque hoy en día, mediante el uso de agentes químicos se ha conseguido acelerar el proceso.
Huelga decir que el pudridero, sin ventilación y muy pestilente, no se puede visitar. Es de acceso restringido, aunque está totalmente documentada la descripción de este tétrico lugar, y salvo para generar morbo, no le vemos ningún interés adicional.
Al finalizar la visita de las criptas, el recorrido del tour conduce hasta el Palacio de los Austrias, también conocido como la casa de Felipe II, que sorprende por su austeridad, especialmente si se compara con el lujo exagerado del palacio de los borbones. Estas estancias rodean el altar mayor de la basílica.
Palacio de los Austrias
Se comienza por la Sala de las Batallas, una larguísima sala de 50 metros de longitud, decorada con grandes pinturas murales que recubren las paredes ilustrando batallas de la época, incluida la de San Quintín (1557).
Se tardaron seis largos años en completar la decoración de esta sala, con detalles realmente sorprendentes, como los acabados en las puertas de acceso que, para no cortar bruscamente las escenas pictóricas en el límite con la puerta, simulan con gran realismo un tapiz clavado en la pared, bordeando toda la puerta, enmarcada por un dintel de granito. Esta es una de las curiosidades de la sala: El dintel es de auténtico granito, pero la ornamentación sobre el dintel, está pintado, y no es real, y solo fijándose mucho se descubre este gracioso detalle que engaña a la vista, lo que conocemos como un trampantojo.
En las habitaciones de las infantas, se expone un clavicordio y una cama del siglo XVI.
En la Sala de Guardias se puede admirar la silla que transportó a Felipe II, en su último viaje a El Escorial desde Madrid, enfermo de gota. Un viaje largo y doloroso, de siete días de duración al tener que realizar paradas continuamente por la enfermedad de su majestad. Los cálculos arrojan una media de 7 kilómetros diarios. Esto nos da una idea de lo que tuvieron que sufrir los acompañantes del rey, total, para llegar y morir a los pocos días.
En la Sala de Audiencias, o Salón de los Retratos destaca el de Felipe II, obra de Tiziano. En esta sala se encuentran los retratos de todos los reyes de la dinastía de los Austrias, aunque la joya de esta estancia son las maravillosas puertas talladas en 17 maderas diferentes, que se conservan tal cual, sin barniz ni puntura. En esta sala, y como curiosidad, se encuentran las sillas plegables, traídas desde china, que utilizaba Felipe II para apoyar su pierna enferma.
La galería de paseo del rey, decorada con cerámica de Talavera, se encuentra situada a las espaldas del altar mayor, y cuenta con mapas cartográficos del mundo, de cómo creían que era en esa época, lo que visto hoy en día, resulta sumamente curioso e hilarante.
Finalmente, se llega a la habitación de Felipe II, donde se conserva su pequeña cama, de 1,58 metros de largo, desde la que el monarca, a través de una ventana, podía ver el altar mayor y atender la misa. El rey murió en ella en 1598, con 71 años.
Conclusiones.
Es una visita muy intensa e interesante, en la que el tiempo vuela. Pronto volveremos a realizar la visita guiada, donde aportarán muchos más datos, y podremos conocer todavía más detalles y curiosidades de uno de los monumentos más importantes del país, además de recorrer las estancias no incluidas en la visita por libre, como los pabellones de recreo (la casita del príncipe, y la casita del infante), las tres casas de oficios y el palacio de los Borbones.
Interesante realizar primero la visita por libre, para explayarse disparando fotos prohibidas, sin que el guía te llame la atención, y una vez saciado el apetito fotografico, en una segunda visita, profundizar en el conocimiento de una de las mayores obras de la arquitectura civil, símbolo de un imperio donde el sol, no se ponía. Para la visita guiada, recomendamos reservar todo el día, pese a durar unas tres horas. De esta manera, podremos degustar la increible gastronomía de la sierra madrileña, y recorrer el muy turístico pueblecito de San Lorenzo.
Apenas nos quedaba tiempo para recorrer el exterior y deleitarnos con los jardines, antes de emprender a toda prisa el regreso a la estación, para continuar hacia el valle de los caídos en el único autobús que realiza la ruta entre San Lorenzo del Escorial y el Valle de los caídos, llegando hasta los pies de la Cruz. Se trata de la línea 660A, con salida a las 15:15.
El resto de líneas llegan solo hasta la puerta, y la distancia hasta la cruz es considerable desde la la entrada, solo apta para senderistas en forma que deseen admirar al mismo tiempo, el paisaje del espectacular valle que rodea el monumento, al que, para llegar, hay que recorrer unos 6 kilómetros cuesta arriba.
No nos había quedado tiempo para comer, ni siquiera unas tapas. Todos los bares, en findes de semana están completos. Pero para consuelo de los viajeros hambrientos, en la estación se venden bocadillos y comida para llevar, que al menos, aplacan los estómagos rugientes y nos llenan de energía para la siguiente etapa de la excursión.
Descargar Guías:
Plano de los transportes publicos al escorial
Guia del Monasterio del Escorial
Guia del real sitio del escorial
Basílica del Monasterio del Escorial Guía
Guía de San Lorenzo del escorial
Imágenes de la excursión
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