Visita al Valle de los Caídos, el sueño faraónico de un dictador

Valle De Los Caidos.Exterior Basilica 4

Tras la visita del Monasterio del Escorial, nos encaminamos de nuevo hacia la estación de autobuses, hasta el andén de salida de la línea 660A, donde una larga cola esperaba paciente la llegada del autobús, el único que sube hasta la basílica, en todo el día, y que funciona a modo de bus turístico. Esperando nuestro turno para subir al vehículo, se acabaron las plazas, pero nos indicaron que en menos de 5 minutos llegaría el siguiente. Y aprovechamos para dar buena cuenta de los bocadillos comprados en la estación.

Valle de los Caidos.Cruz 1Valle de los Caidos.Cruz de Juan de ÁvalosEstábamos de suerte. Por ser un festivo largo, se habían puesto a disposición de los visitantes dos autobuses para esta ruta escénica. Gran idea de la organización, porque desde el anuncio del próximo traslado de los restos del dictador a la Catedral de la Almudena, las visitas se habían incrementado un 77%, sea por morbo, o sea por curiosidad, porque no hay que olvidar que El Valle de los Caídos es el único homenaje a un dictador europeo del siglo XX que sigue desempeñando esa función, al que se le ha puesto fecha de caducidad.

Antes de las 16:00, habíamos llegado a nuestro destino, en la cima donde se encuentra el conjunto monumental y la basílica, coronada por la cruz cristiana más alta del mundo con sus 150 metros de alto.

La linea 660A es una línea que no realiza ninguna parada adicional. Parte de la estación de San Lorenzo del Escorial, y llega al parking situado junto a la explanada de la basílica. Únicamente se detiene en la entrada del monumento, junto a las taquillas, para que los visitantes puedan adquirir su entrada.

Funciona como un autobús turístico, y al subir se abona el importe del trayecto de ida y vuelta, por lo que hay que conservar el billete para el trayecto de vuelta a San Lorenzo. El mismo chofer que conduce a la ida, lo hace a la vuelta.

La basílica es un enorme templo con capacidad para 24.000 personas, lo que lo convierte en la nave más grande del mundo. Se solicitó al Papa Juan XXIII que le concediera la categoría de basílica, y éste puso como requisito que se dedicase a los muertos de ambos bandos. Por eso, aquí reposan, aparte de Franco y Primo de Rivera, los restos de 33.833 personas (21.423 identificados y 12.410 sin identificar) de ambos bandos de la Guerra Civil, traidos de diferentes cementerios y fosas comunes, y lo definió como monumento a la reconciliación.Como si resultase tan fácil arreglar el estropicio.

Todo bien, salvo que el dictador que inició la guerra civil de 1936, que provocó tantas muertes y escribió la etapa más negra de la historia reciente de España, está enterrado junto a ellos con todos los honores. Y eso, que él no había muerto en la guerra. De hecho, es el único enterrado allí que sobrevivió a la guerra. Y de ahí, parte de la polémica.

En tiempos de franco, era mejor picar piedra, que estar a la sombra.

No es ningún misterio lo que esta obra megalómana del dictador costó sudor y sangre de construir, y los detalles del cómo se hizo, resultan incompatibles con el pensamiento actual de respeto a los derechos humanos.

Fueron 20.000 presos, sobre todo políticos los que, durante años, trabajaron en su construcción, cobrando media peseta neta por día de trabajo. Lo que nos daba nuestra abuela para chuches. Lo que toda la vida se ha llamado trabajos forzados. Aún así, también hubo algunos voluntarios que preferían estar picando piedra que en las cárceles, por las nefastas condiciones en las que estas se encontraban.

Pero picando piedra, tampoco es que se encontrasen en la gloria. Y como muestra, un botón, o mejor dicho, unos botones de colores, que a la fuerza los presos tuvieron que coser en sus ropas, de tal forma que el color del botón indicaba la pena impuesta. Así, los vigilantes podían rápidamente saber quien había sido condenado a muerte, o quien solo a unos pocos años de prisión. Un sistema parecido al de los triángulos invertidos que utilizaron los nazis en los campos de concentración, que poco después fue abolido.

Dejando de lado las controversias que genera este monumento, lo cierto es que el monumento erigido en honor de los caídos en la Guerra Civil española es espectacular arquitectónicamente hablando, y también su situación, en plena sierra de Guadarrama, en el llamado el valle de Cuelgamuros, un entorno natural idílico y precioso que invita al senderismo.

Esto último, no iba a ser posible. Disponíamos de 90 minutos para realizar la visita, hasta la llegada del autobús que nos trasladaría de nuevo a San Lorenzo del Escorial, tiempo más que suficiente, porque la duración se estima en una hora.

La abadía de la Santa Cruz

Para llegar a la abadía de la santa cruz del valle de los caídos hay que atravesar el parking, y subir pasando frente al funicular, o descender por el bosque hasta llegar a la gran explanada y escalinata de acceso.

 

Valle de los Caidos.Acceso a la Basilica 1Valle de los Caidos. Explanada

El funicular que subía hasta los pies de la Cruz, no está en servicio actualmente, por unos desprendimientos de piedras de las esculturas de Ávalos. También se encuentra cerrado el camino peatonal que ascendía hasta la cruz. 

El conjunto escultórico no es macizo. Las esculturas están recubiertas por placas de calizas negras de Calatorao unidas por morteros con materiales incompatibles, "totalmente inadecuados para su preservación" según revela un estudio liderado por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC). La caliza negra, no resiste la acción de los sulfatos como el yeso en ambientes húmedos ni la acción del hielo en fisuras como en el caso del Valle de los Caídos.

Actualmente, estas esculturas sufren fisuras que causan desprendimientos peligrosos para los visitantes y empleados de la basílica. Esto resulta especialmente grave si se tiene en cuenta que el Valle de los Caídos es el tercer monumento madrileño más visitado por los turistas.

Al llegar a la explanada, se pueden disfrutar de unas espectaculares vistas a la sierra, antes de acceder a la Basílica, para lo que, nuevamente, se tendrá que pasar por el escáner de seguridad, antes de cruzar por la puerta de entrada, de bronce macizo con escenas de los Misterios de la Vida de Jesús, obra de Fernando Cruz Solís, se accede a la Basílica, excavada en la montaña. Sobre la puerta de entrada, se erige la escultura de La Piedad del maestro Ávalos, cuya realización fue un auténtico quebradero de cabeza para el maestro.

Nada de lo que hacía le gustaba al dictador, y hasta la quinta no fue la vencida, un pedazo de virgen bien grande de acuerdo al tamaño del resto del complejo. Por algo era un dictador, o le gustaba, o se lo comían con patatas. Y así, el pobre maestro Ávalos se comió unas cuatro vírgenes, antes de acertar con la que finalmente, se colocó sobre la puerta de entrada.

Estabamos ya dentro, y al atravesar la monumental puerta, se abrió ante nuestros ojos un larguísimo pasillo. Dos ángeles armados con espadas custodian la entrada, como si de ángeles del paraíso se tratasen, uno a cada lado. La tenue luz, les confería un aspecto bastante tétrico, hasta el punto de parecer más bien la representación de la muerte, aunque la leyenda dice lo contrario, que fueron fundidos con el bronce de cañones simbolizando el final de la guerra, y por tanto, el fin de la muerte.

Valle de los caidos.Nave 9

Una reja de hierro de grandes dimensiones separa el recibidor de la entrada del resto de templo, profusamente decorada con ángeles y santos. Una reja bien recargada, en la que nadie se fija, dada la inmensidad del templo.Valle de los Caidos.Entrada 2

Mientras avanzábamos por el pasillo, nos percatábamos del efecto negativo que iba a tener la poca luz en nuestras fotografías. No iba a ser posible disparar rápido, y muchos menos, de forma discreta, porque las fotos, quedarían movidas.

Me revientan estas prácticas inquisitoriales de Patrimonio, al no permitir las fotografías a los turistas que se han desplazado desde lugares remotos, o no tan remotos, que simplemente, desean recordar, pasado el tiempo, aquellas atracciones turísticas en las que estuvieron. En lugares tan emblemáticos como el Kremlin, salvo la tumba de Stalin y por respeto, se puede fotografiar todo. En templos de otras confesiones, con el debido respeto, jamas hemos tenido problemas: mezquitas, templos Hindús, sinagogas, e incluso, la básilica cristiana mas famosa del mundo, la del Vaticano, ha quedado inmortalizada con nuestras cámaras.

Como viajera empedernida y amante del turismo, sería más partidaria de promocionar este lugar, con dictador incluido, para que el mundo sea consciente de lo que supone iniciar una guerra. Se debería poder fotografiar hasta la tumba del dictador, y considerarlo con un desagravio por todo el sufrimiento causado, para aprender de los errores del pasado, tal y como sucede en los campos de concentración de Auschwitz, donde se pueden fotografiar hasta los lugares más macabros, lo que ayuda a que el número de visitantes suba como la espuma, porque ya se sabe, el compartir en Instagram o Facebook una instantánea en un lugar famoso, además de subir el ego personal, es algo que incita a los demás a no ser menos y hacerlo también.

Al no poder fotografiar tranquilamente, dejaremos testimonio escrito de lo visto. A lo largo del pasillo, cuyas paredes se encuentran recubiertas de ricos tapices, existen seis capillas distribuidas en los laterales, destacando la de la Virgen del Pilar, que, al sido el día anterior su festividad, se encontraba especialmente cuidada, con flores y una bandera española. Es una versión muy original, porque la Virgen se encuentra fuera de la columna, y el Niño Jesús apoya un pie sobre ella.

Seguimos avanzando y al final del pasillo central nos topamos con el presbiterio, más elevado que la nave. Al subir las escaleras, nos encontramos con ocho esculturas de encapuchados con la cabeza bajada, en señal de arrepentimiento y reconciliación, erigidas en honor a los caídos en la guerra civil española. Cuatro a la derecha, y cuatro a la izquierda, simbolizando los caídos de ambos bandos. En el centro, el altar de granito, con un grandísimo cristo crucificado, obra de artistas de la época, que centra todo el protagonismo.

Delante del altar se encuentra la tumba de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, en representación de todos los caídos sepultados. Y, en el lado opuesto, se encuentra la de Francisco Franco.

Es precisamente en estos lugares, donde los vigilantes centran sus esfuerzos en evitar las temidas fotografías y los tan deseados selfies, aunque sus esfuerzos, son siempre en vano, es imposible evitar que los cientos de visitantes se hagan la foto, especialmente morbosa en estas fechas tan cercanas a la exhumación del cadáver del dictador. ¡No Foto, No Foto!, es la frase que rompe el sepulcral silencio reinante.

Inútiles voces. En nuestras narices, un visitante se arrodilló a rezar junto a la tumba, no sabemos si por postureo, o para lograr el más osado de los selfies, en posición altamente preocupante, muy nazi, logrando la más surrealista de las fotos. Al ser requeridos por vigilancia, simplemente conminan a llamar a seguridad, porque no iban a dejar de disparar los móviles.

Valle de los caidos.Presbiterio 5

Esto abrió la veda, y todos, absolutamente todos los que nos encontrábamos allí, pudimos disparar nuestras cámaras, móviles, y cualquier artefacto capaz de inmortalizar la famosa tumba de Franco.

Valle de los caidos.Tumba Franco 9Lo cierto es que observamos visitantes que profesaban auténtica devoción por el dictador, algunos muy jóvenes, y otros rondando los cuarenta, pero no vimos ancianos, los que han vivido los crudos momentos de una guerra civil, rindiendo pleitesía.

Continuamos con la visita, tras aprovechar el barullo ocasionado, para obtener nuestras propias fotos. Ya no nos preocupaba LA VOZ, el “No Foto”, que se había quedado grabado en nuestros cerebros, replicando insistentemente cada vez que disparábamos nuestras cámaras, de forma ya poco disimulada. Porque en realidad, ¿Qué podía pasar? Realmente, nada.

Mientras escribo estas línas, ha sido noticia la "decoración grafitera" que ha sufrido la tumba del dictador. La palabra libertad, pintada en naranja, da fe una vez más de la imposibilidad de frenar lo inevitable, aunque solo se busque un minuto de gloria, como parece ser el caso, aprovechando el morbo que ha suscitado el inminente traslado de lo queda del dictador, aun a costa de provocar daños un elemento del Patrimonio Nacional.

Huelga decir que un acto vandálico, no es la mejor manera de reivindicar, ni siquiera para exigir una actuación al Gobierno, especialmente si se ataca a uno de los motores del país como es, en este momento, el turismo. Pero lo más probable, es que este acto haya alimentado todavía mas si cabe, el morbo, y las visitas, que por otro lado, han aumentado de forma exponencial.

Ya habíamos retratado la lápida de marras, teníamos nuestro trofeo, como decenas de los allí presentes, y era el momento de admirar el coro de los monjes, situado detrás de la tumba, y al que nadie parecía hacerle caso. Y eso que el coro, es un señor coro, uno de los elementos más bonitos al haber sido creada su sillería en nogal labrado. Es aquí donde los niños de la Escolanía del Valle de los Caídos cantan gregoriano en la misa diaria de las 11:00, acompañando a los propios monjes. Se trata de la única escolanía del mundo que canta gregoriano todos los días durante el curso académico.

Sobre el crucero y en el techo, divisábamos una bellísima cúpula en tonos dorados, en la que destacaba el mosaico del Juicio Final obra de Santiago Pedrós, en cuyo centro se encuentra una imagen de estilo bizantino de un Cristo Todopoderoso, llamado “Pantocrátor” con el libro de la vida y rodeado de santos y ángeles. Este mosaico está compuesto por más de cinco millones de teselas, y fue elaborado como un puzzle, en plano, en el Teatro Real de Madrid. Lo rematadamente complicado fue después, el acoplarlo a la cúpula, de forma ovalada. Y lo lograron, con lo que se llama el método indirecto de transferencia. Toda una oda a la paciencia.

Para dar por terminada la visita, nos dirigimos hacia la Capilla del Santísimo, para poder contemplar el mayor tesoro de la Basílica: el custodio, un sagrario de plata de Espinós, y detrás, un retablo del siglo XV que representa una escena de la Santísima Trinidad. Y de paso, tomarnos un descanso en los cómodos bancos, que permitían tomar fotografías más cómodamente. Hasta aquí, no llegan los vigilantes, demasiado atareados en reducir el número de disparos junto a las tumbas.

 

Valle de los Caidos.Capilla del Santisimo 1

El último escarceo fotográfico fue frente a la tumba de Jose Antonio, y en esta, ya nos detectaron porque no disimulabamos ya ni un ápice. En el banco de la sacristía, tranquillamente había sustuido la memoria con todas las fotos por otra vacía, de tal manera que si nos paraban, y nos hacían enseñarles la cámara, se encontrarían una memoria más virgen que el disco duro de Luis Bárcenas alias "el cabrón" después de los martillazos. El "a mi que me registren", tampoco les hubiera funcionado, porque ya no llevaba yo la tarjeta, al haber pasado a manos de mi acompañante, que guardaba una prudencial distancia conmigo.

Recorrimos el largo pasillo, para salir de nuevo al exterior y admirar el increíble paisaje de la sierra, desde la explanada. Hora de tomar las últimas fotografías y encaminarse hacia el punto de encuentro donde el autobús nos tenía que recoger. No había tiempo para visitar la Hospedería, un lugar que se utiliza como retiro espiritual y desconexión y para celebrar eventos en plena naturaleza y con todas las comodidades. Un hotel de alto standing, en un entorno singular. En otra ocasión será, y si puede ser, con alojamiento incluido.

Puntual a su hora, llegó el autobús. Repleto hasta la bandera, nos trasladó de nuevo hacia San Lorenzo del Escorial. Llegamos unos minutos antes de la salida del autobús hacia Madrid. De nuevo nos sorprendió la increíble sincronización de los autobuses, y el buen servicio.

Mientras regresábamos hacia Madrid, mentalmente anotaba las conclusiones. Si hubiéramos sabido lo sencillo que resulta visitar El Escorial y el Valle de los Caídos en transporte público, probablemente lo habríamos hecho antes.

Datos prácticos para la excursión en transporte público.

Valle de los caidos.Tumba Franco 1Para el Valle de los Caídos, hay que tomar el bus de la línea 660A de las 15:15 en horario de invierno, y a las 16:00 en horario de verano, desde la estación de autobuses de San Lorenzo del Escorial. Es el único que llega hasta la cima del valle donde se encuentra la basílica y la cruz.

En transporte público, desde Madrid no se puede llegar directamente, sin pasar por San Lorenzo. La línea 664 tiene una parada en la puerta de entrada, pero se tendrían que recorrer a pie los 6 kilómetros cuesta arriba hasta donde se encuentra la basílica.

Una vez en el autobus, se debe de adquirir billete de ida y vuelta, al funcionar esta línea a modo de autobus turístico.

Sorprende lo fácil, cómodo y rápido que resulta visitar el monasterio del Escorial y el Valle de los Caídos en transporte público, en el mismo día

Todos los sitios reales, a cargo de Patrimonio Nacional ofrecen diferentes descuentos, que pueden consultarse en su página web. Las entradas pueden ser adquiridas online y anticipadamente en este enlace.

Lo que no nos ha gustado ni un pelo ha sido la prohibición de Patrimonio Nacional de disparar las cámaras, hasta sin flash, y me atrevo a lanzar varias hipótesis que expliquen este sinsentido

Hipótesis A:  porque quieren proteger los derechos de autor de los que pintaron los cuadros o esculpieron las imágenes quinientos años antes, que se estarán revolviendo en su tumba cada vez que un turista dispara su cámara. «El hacer una foto supone un acto de reproducción de la obra», «y son facultades que pertenecen al creador y requieren su autorización, así que antes de ir, hay que pasar por la tumba del Bosco o el Greco, con un vidente espiritista y para pedirles permiso.

Hipótesis B: las fotografías se utilizan para preparar el robo del siglo, fijándose en la situación de las cámaras y los sistemas de seguridad e imitar a Tom Cruise en misión imposible, ideando la ruta de escape perfecta. Los huesos del dictador o de los reyes del panteón pueden ser el oscuro objeto del deseo de todo gánster que se precie, como trofeo de caza mayor.

 

 

Archivos de interes

Coordenadas Preguntas y respuestas sobre el valle de los caidos Que hacemos con el

La verdadera historia del Valle de los Caidos

Informe expertos valle caidos

Imágenes de la excursión

{flickr album="72157703075723775"  photo=3}

Clicar sobre la imagen y utilizar cursores para ver galería completa.

Ver album completo en Flicker

NLF.pie.fw

“Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”. – Mark Twain